miércoles, 5 de julio de 2017

Pescado y marisco

No puede ser.... después de la odisea de anoche queríamos dormir un poco, porque Bergen tampoco tiene tanto. Y en nuestra ventana (nos han recolocado en el primer piso) hay un grupo electrógeno de una obra en la que a las 8 de la mañana empiezan a currar.

Nos vamos a hablar con la encargada, a ver que tenemos que hacer para poder dormir. Que siente mucho todo y que la cosita está muy malamente y que aceptemos sus disculpas y que nos trasladan a una suite... ah, bueno, vale, de acuerdo. Pero de momento no sabemos como es. Dejamos las maletas hechas y ellos mismos las llevarán. Pues nada, pá Bergen.

Bergen es ... bonito. Pequeño y bonito. Y turístico, vive Dios. Tiene un parque con un lago en medio donde hoy hay un concierto para quinceañeras.


Para las que no son quinceañeras tienen un cinta plana para ver quién consigue llegar de un lado a otro. Parece muy fácil, pero...


Como decía, Bergen es bonito. Muy señorial, con su arquitectura de estilo... con su arquitectura, vaya. Soy fotógrafo (de prestigio internacional, como sabéis), no arquitecto...


Lo interesante de ver está concentrado en el centro, en un muelle que se recorre rapidito. Es curioso ver como hay gente en pantalón corto y otros con chaqueta de plumas. La temperatura varía mucho del sol a la sombra o según si hay aire o no... Hay quién tiene tanta envidia que no puede resistir y se compra una chaquetita... y no miro a nadie...


Antes de ver el centro, decidimos que es mejor tener una visión global de conjunto para tener mejor perspectiva y conocimiento antes de... Naah! Lo que pasa es que el tranvía está más cerca...

El tranvía en cuestión es el Fløibanen, que te sube tan rápido como te cobran a una loma cercana para que eches una fotito y bajes.


Arriba, en el mirador, hay un pack básico para turistas. A saber: un restaurante, una tienda de souvenirs, lavabos y alguna cosa para hacerse fotos con ella. En esta ocasión, es un troll.


Bajamos por donde hemos subido y nos vamos hacia el Mercado del pescado o Torget. De camino nos encontramos un músico callejero. La canción me encanta y reconozco que toca bien, pero no puedo dejar de pensar cuanto tiempo tardará en montar y desmontar el chiringuito...



Básicamente son unos cuantos puestos de venta de pescado y marisco, bien para comer allí o para llevar. O sea, en serio... ni una hamburguesa, ni unos torreznos, ni nada con grasas. Todo pescado y marisco.

Tiene platos preparados para que veas el menú, aunque te hacen a medida lo que quieras. Ingrid se lanza a por el salmón salvaje mientrás yo intento llamar al banco para que anulen las tarjetas de crédito. Por desgracia, no llego a tiempo...

Ese que está cortando salmón es Omar, uno de los muchos españoles que trabajan en el Torget y responsable de que vayamos a tardar dos meses más en pagar la hipoteca. La mayoría de los vendedores son españoles estudiantes que vienen a trabajar aquí los 3 meses de verano para sacarse unas coronas trabajando 10 horas diarias.

Qué bicho más feo ¿verdad? Pues nada, que comemos aquí. Se ve que no era suficiente comprar salmón para llevarnos envasado al vacío como para que lo declaren en peligro de extinción que, además, hay que comerlo aquí. ¡Pero si hasta me hacen probar un trozo! 

También me dan a probar ballena. Dice Omar que no sabe a pescado, que es un mamífero más. Los cojones. Un mamífero más es un filete de ternera de Kobe. Una ballena es un bicho que mea en el mismo lugar donde bebe... El caso es que a pescado no sabe. Pero a recebo tampoco, no me jodas.

Total, que me pido mejillones y cangrejo real, que es un cangrejo  gordo.


Bueno está, no lo negaré. Aunque encuentro mejores los mejillones; el cangrejo me parece falto de sabor, aunque es un gustazo esos trozacos de carne. Por un momento pienso en la puñalada que nos van a clavar, pero me equivoco. Al ser un mercado de pescado, lo que nos meten es un arponazo... 

Al ladito está Bryggen, que os sonará por estas casitas:

Todas ellas reconvertidas en tiendas para guiris, claro. Bonitas son, sí, pero para mí tienen mucho más encanto los callejones que hay entre ellas. 

En los callejones y en los porches que hay en los pisos superiores también hay tiendas para turistas, claro, pero se conserva la arquitectura de madera que le da el encanto.

Atentos a la escalera para subir al piso de arriba.


Damos unas vueltas por aquí y nos vamos yendo hacia el hotel. Mis pies se quejan más de caminar por aquí que por el glaciar; será porque en el glaciar iban acojonados y no se atrevían a protestar.

Llegamos a nuestra nueva habitación y... joder... Impresionante. Enorme, con sofá de piel, tele enorme, dos duchas, etc. Muy bien, señora encargada. Ahora sí...

6 comentarios:

  1. Bonic Bergen, però molt turístic pel què dieu. Millor els torreznos que el peix, oi?, hehehe

    Ai que ens sembla que t'han pujat els fums amb lo de "fotógrafo internacional", hahahahaha

    Ramon i Lluïsa

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  2. La veritat, és que els musclos i el cranc, tenen bona pinta. Però una bona hamburguesa.... No té preu... o si.

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  3. ¡Tío, el cangrejo real es riquísimo! Se ve que cuando te caiste se te fué el sentido del gusto al culo...
    Ya se que te daré de cenar cuando volvais....

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  4. Juan Carlos, fantasticas fotografias para hacernos una idea del lugar. Y la comida tiene buena pinta!

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  5. Juan Carlos, fantasticas fotografias para hacernos una idea del lugar. Y la comida tiene buena pinta!

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  6. Ja em semblava a mi que t'agradès el salmó! M'havia sorprès en el post de la Ingrid..... tu i el peix no sou grans amics.... què feies al mercat del peix!!!! Ja ja ja ja ( al final et pasaràs al lado oscuro dels salmons.....)

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